Por las calles

BAIRES EN COLECTIVO

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La añorada Línea 30.

Esta nota me remonta a mi lejana infancia, allá entre 1957 a 1960, cuando tenía entre cinco y ocho años. Vivía con  mi mamá, mi  papa y mi hermana -siete años mayor que yo- en  la  calle Palpa 3080, en el  barrio de Colegiales. Por algún motivo que no recuerdo, mi mama se tomaba el tranvía número 30, que circulaba por Federico Lacroze, para  ir hacia la Avenida Cabildo, en la zona céntrica céntrica del barrio  Belgrano, y yo tenía que acompañarla, tal vez, para que no me quedara solo en mi casa. Específicamente, me acuerdo que  íbamos a una gran tienda llamada Los Andes, ubicada en Cabildo al 2000, vereda par, que aún mantiene su nombre, pero se reconvirtió en una galería comercial con salida a Ciudad de la Paz. Mi madre compraba algo en este lugar mientras yo consumía en el bar del fondo de la tienda, un pancho con mostaza.

Me acuerdo, además, que preferíamos viajar en el denominado 30  de color rojo, que llegaba solo hasta  Chacarita, y  podíamos sentarnos con más tranquilidad.

El recorrido completo era: Puente Saavedra a Plaza  Constitución; por Cabildo, Lacroze, Corrientes, Jorge  Newbery, Lemos, Vera, Thames, Velazco, otra vez Corrientes, Salguero, Columbres, Independencia, Boedo, Garay, hasta Lima Este. Y regresaba por Quintino Bocayuva, Gascón, Corrientes, su ruta.

En 1962 desaparecen casi todos los tranvías, salvo el 38, que unía Barrancas de Belgrano con Constitución, atravesando las vías del Ferrocarril Mitre, por el puente de Ciudad de la Paz-Soler, todavía vigente en la actualidad, y que en ésa época era exclusivo para los tranvías. El número 38, se mantuvo por unos meses más, hasta principios de 1963.

El número 30 fue reemplazado por los modernos ómnibuses “Leyland”,  ingleses, de color plateado. En estos medios de transporte, al igual que en los tranvías, un guarda iba caminando a través del vehículo y cortaba los boletos de los pasajeros (¡todavía tengo un capicúa del 30!), metodología que desapareció con la llegada de los colectivos. Y para avisarle al conductor que frenara para descender, se tiraba de un piolín  situado en la parte superior del ómnibus, y así, se activaba una campanilla.

Me reencontré con el  30 en 1968, cuando con un gran amigo, que todavía mantengo, nos anotamos en un torneo de ajedrez a jugarse en el Círculo de Villa Crespo, un club que estaba sobre Corrientes al  5400, en tiempos en que la avenida aún era de doble  mano.

A veces, las partidas de ajedrez terminaban tarde, tipo una de la mañana, pero el 30 siempre respondía  puntualmente para mi regreso a Colegiales. Yo ya vivía en la calle Zapiola al 900, adonde nos habíamos mudado en 1961.

No sé en qué año el ómnibus 30 se convirtió -durante algún período- en el colectivo de la Línea 30, color crema, pero lamentablemente, al poco tiempo desapareció, dejando sin transporte directo al barrio de Boedo en dirección hacia Colegiales y Belgrano, situación que se mantiene hasta hoy en día.

Hasta aquí llegan mis recuerdos de la añorada Línea  30.

Andrés Rosen

Fue imposible dar con una imagen de los antiguos ómnibuses “Leyland “de la Línea 30. Pero el transporte era muy similar a este Leyland que efectuaba el recorrido de la Línea 2. (Foto: Revista Colectibondi)

 

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