Hoy: Línea 166.
Por el Metrobús de Juan B. Justo son unas cuantas las líneas que andan… Una es la 166, que, al igual que la 34, desde hace unos días, presenta la novedad de tener un ramal que la conecta con Aeroparque. Son cerca de las 7 de la tarde de un miércoles gris; en Juan B. Justo y Honduras, el recorrido encuentra a este 166 con escasos pasajeros. De a poco, se seguirán bajando hasta que unos diez minutos más tarde, arriba de la unidad no haya más gente que el chofer. El colectivo se dirige rumbo a su cabecera de Ciudad Universitaria y pasará, justamente por la terminal aeroportuaria.
En la cabina del conductor suenan canciones en inglés, perfectamente audibles en el resto del vehículo, donde todavía puede apreciarse un anuncio alusivo a los recaudos a tomar por el Coronavirus. Pasa un 166 que va en dirección contraria. El saludo entre colegas, mediante un corto bocinazo, es instantáneo. Otro cartel, invita a llamar al 147 para ganar un año en viajes gratis “en tu SUBE”.
El 166 ya cruzó la Avenida Santa Fe. El Metrobús terminó y ahora la circulación se produce por la Avenida Intendente Bullrich. También queda atrás Del Libertador. El panorama exterior cambia. Ya no se ven grandes construcciones. En cambio, hay más “verde”, señal de que el vehículo está atravesando la zona de los Bosques palermitanos.
Una señora está algo desorientada con respecto a donde debe bajar. Se acerca al sector delantero y recibe una amable explicación de parte del chofer. Entretanto, más usuarios continúan descendiendo. Así lo hace, por ejemplo, una chica que lleva una funda que contiene lo que probablemente sea una raqueta de tenis.
En marcha por Dorrego, el colectivo pasa junto a la sede del Servicio Meteorológico Nacional y llega a Aeroparque, pero no a la entrada más conocida sino a la parte trasera, que se ve desde Lugones. Los angares de las diversas compañías de aviación se distinguen desde esta avenida. Será necesario que el conductor dé una gigantesca vuelta, doblando por Avenida Sarmiento y siguiendo por Costanera, para que se ubique del lado de los accesos al público. Esta maniobra le insume menos de 5 minutos. Cuando ya es prácticamente de noche, el interno se detiene frente a la entrada principal del Aeroparque Jorge Newbery. Allí desciende el último pasajero que quedaba.