Hoy: Línea 17.
Son casi las 10 de la mañana y el Metrobús, encauza la marcha veloz del 17, en una Avenida 9 de Julio con tránsito ágil hacia la salida de la Capital Federal. En cambio, en el sentido contrario, a la ancha arteria porteña –lógicamente- se la ve realmente cargada. En el interior del colectivo hay pocos pasajeros a la altura de Avenida Belgrano. Como suele ocurrir, quedan asientos disponibles, pero también hay gente que no siente deseos de aprovecharlos. Es el caso de una chica que sube y elige permanecer parada (muy pronto, tocará el timbre y descenderá), y de un muchacho provisto de mochila y auriculares, que lleva varios minutos de a pie en el espacio central del coche.
En el andén del Metrobús, la gente aguarda con la mirada en dirección al Obelisco y las expectativas puestas en la llegada de otras líneas. Cerca de la intersección con México, dos policías conversan. El conductor sigue su ruta rumbo al túnel que conecta la avenida con Constitución. Antes de ingresar, se detiene en la parada de Estados Unidos, donde ascienden varios pasajeros, entre ellos, una post-adolescente que viste una casaca de Boca y va a sentarse bien al fondo.
La oscuridad absoluta del viaducto irrumpe dentro del colectivo. Menos de diez segundos después, la claridad vuelve a ser total. El chofer bordea Plaza Consitución por la izquierda, a diferencia de otras empresas que a la salida del túnel toman por la derecha. Gracias a esta maniobra, permanecerá muy poco tiempo en la inmensa terminal y sus alrededores. Tras la parada que se produce en cercanías de Lima y Garay, el número de pasajeros no varía: subieron dos pero otros tantos bajaron.
Avenida Montes de Oca, barrio de Barracas. El movimiento comercial no tiene todavía la intensidad que seguramente presentará un rato más tarde. A esta hora de la mañana, no todos los negocios abrieron. La cantidad de gente que transita la avenida de a pie, sí es numerosa. Muchos son los que se agrupan en las paradas de las distintas líneas de colectivos, que también abundan en esta región del sur capitalino.
En el interior del colectivo la cartelería se imita a lo básico: los clásicos “cuidado escalón”, “descienda por la puerta trasera”, un 0800 para que el usuario pueda comunicarse en caso de necesidad y el número de interno. Con una rápida marcha hacia el Puente Pueyrredón, todo sigue su curso rutinario. Por lo visto, no ha sucedido lo mismo con uno de los coches de la línea 98, que debió interrumpir su trayecto en Montes de Oca al 1100 (entre Araoz De Lamadrid y Magallanes). El vehículo se encuentra detenido, con las balizas puestas y la tapa del motor lavantada.
El 17 prosigue su rumbo sin pausa. La presencia del Riachuelo ya es inminente. Falta muy para llegar a Avellaneda. Solamente unos instantes, y el territorio porteño habrá quedado atrás…