Segunda parte.
Desde la esquina de Corrientes y Uruguay, veo que sobre la vereda de numeración par ya no está la estatua de Jorge Porcel, caracterizado como el peluquero Don Mateo. Por lo tanto decido averiguar qué pasó con ella. Me entero pues, con mucho desagrado e impotencia, que fue vandalizada en octubre de 2013, apenas un mes después de haber sido instalada en dicho lugar. Debo decir que me resulta realmente increíble la falta de respeto y el desinterés de un sector de la ciudadanía (seguramente una pequeña parte de ella), por los símbolos de la nacionalidad, ya sean próceres, obras de arte o referentes populares. Puedo resumirlo con dos palabras: vandalismo y desidia.
Opiniones al margen, compruebo que en cambio, sí se mantiene en esa esquina, sobre la vereda impar y cruzando Uruguay, la estatua de Alberto Olmedo y Javier Portales, caracterizados como el inolvidable dúo Álvarez y Borges. Esta también, lamentablemente, fue vandalizada varias veces, pero en este caso reparada en todas las ocasiones.
Sigo mi caminata por Corrientes. En la cuadra con numeración correspondiente al 1400 está el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Quedé sorprendido, también, porque frente al 1463 hay una baldosa que dice “Edificio protegido”. Si se cruza Paraná, al 1500, se destaca netamente el edificio del Teatro y Complejo Cultural Gral. San Martín, inaugurado en 1960. Al 1600, entre Montevideo y Rodríguez Peña, se hallan dos tradicionales emprendimientos gastronómicos de Buenos Aires: Banchero -pizzería que abrió su primer local en 1932-, y el Palacio de la Papa Frita, inaugurado en 1952. Además, en esta cuadra están el Teatro Astral, inaugurado en 1973, y el Paseo La Plaza, un importante centro cultural en el que se realizan funciones teatrales y otros eventos.
En la siguiente cuadra, al 1700, entre Rodríguez Peña y Callao, recordé con nostalgia que allí se ubicaba el cine Los Ángeles, inaugurado en 1946. Desde 1965 dicha sala se dedicó a proyectar exclusivamente producciones de dibujos animados de Walt Disney. Prosigo por Corrientes, cruzo Callao y al llegar a próxima esquina, Riobamba, hacia la derecha sale un pasaje en forma de S, denominado Enrique Santos Discépolo, así rebautizado y convertido en peatonal en 2005. Anteriormente a esta fecha la calle se denominaba Rauch, destacándose porque en su corto recorrido de una cuadra, hasta Callao y Lavalle, se encuentra el Teatro del Picadero, el cual resultó destruido en 1981 por un incendio intencional. El teatro reabrió en 2012.
En el pasaje hay tres placas de homenaje. Una en la esquina de Corrientes, recordando al inolvidable Discepolín, por parte de la Asociación Gardeliana Argentina. Otra -frente al mencionado teatro- de la Legislatura de Buenos Aires, en homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto en la dictadura. Y la tercera placa, en la intersección con Lavalle, ha sido colocada en 1960 por la Asociación Amigos de la Avenida Callao, recordando que por allí paso La Porteña en su viaje inaugural del 30 de agosto de 1851. La histórica locomotora procedía de la Estación Del Parque, situada donde actualmente está el Teatro Colon (en Cerrito y Lavalle), y desde allí se dirigía por Corrientes, Pueyrredón y luego por el actual trazado del Ferrocarril Sarmiento, hasta Floresta.
Continuará…
Andrés Rosen