Yo Digo

HOY ME SENTÍ BIEN

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Dios mío, hoy me sentí bien, contemplando tu cielo cubierto por la bruma que cubría los edificios en los que titilaban las luces de los hogares de su interior, también vi casas blancas y rojas que le daban más color al día, y la plaza de Barrancas de Belgrano, con sus árboles añosos y sus juegos infantiles.

¿Por qué, Dios mío, por qué cambio tanto de nerviosa a tranquila y viceversa? Cuando te tengo cerca o cuando te veo frente a mí, cuidándome, alcanzándome el alimento, queriéndome a tu manera. Siento la necesidad de devolverte afecto y no me alcanzan mis brazos para abrazarte ni mis palabras para transformarlas en canto y pasión.

¿Alguna vez te preguntaste si crees en los milagros? En los que anuncian que sí, que ellos existen, como un nacimiento, una visión, una aparición. Alguna vez leí un libro que se refería al hecho de exorcisar a alguien. En mi religión esta práctica fue muy discutida también, cada persona es única, distinta a otra, cada una ha sido educada según distintas creencias, de diferente manera, como las occidentales de las orientales, lo importante son los valores que transmiten. Aunque alguna vez lo dude, Dios existe.

Aún resuena en mis oídos tu voz aterciopelada, traída del fondo de la tierra, y que nace de ti, querida Mercedes Sosa- Eras como una catarata de belleza sin par, un bombo, una caja, una guitarra y un charango te acompañaban, referente sin par, gracias por tu vida, gracias por el fuego de tu canto que se eleva triunfal hacia las estrellas y el sol.

Ahora no sé por qué extraño motivo pensé en ti, Kino, mi cotorrita australiana, y te vi en tu hamaca esperando tu alimento. Para aquella época yo me despertaba muy tranquila a la mañana y escuchaba tu trinar, que era tu manera de comunicarte conmigo y por lo tanto, yo los amaba como a ti. Extraño tu   presencia, los colores de tu plumaje azul, celeste y negro.

Quisiera ser como aquella chica humilde que seguía a su esposo a sol y a sombra, esa que no era la más bella, pero sí era simple, callada y buena, la que después de sufrir pesares encontró lo que salvó a su familia.

Raquel Selzter

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