Por las calles

UN EMPRENDIMIENTO FALLIDO

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Por Andrés Rosen.

Al comenzar 1999 debimos dejar el negocio de Ciudad de la Paz entre Juramento y Mendoza. El dueño de la propiedad determinó darle a la misma otro destino (actualmente hay un vivero), por lo tanto, los caminos laborales de Alfredo –mi socio- y el mío, tomaron distintas direcciones. Él tuvo dos kioscos. Uno estaba en Ciudad de La Paz al 1800. Era un lindo local, pero demasiado grande y con dificultades de control y seguridad. El segundo era un comercio de dimensiones muy reducidas, situado en Talcahuano al 300, entre Corrientes y Lavalle, zona de Tribunales. Una muy buena ubicación con muchísimo movimiento de lunes a viernes. Pero su dificultad principal resultó esta: la mayoría de las ventas eran de cigarrillos, un artículo que dejaba un margen de ganancia muy bajo, por lo cual, al cabo de un tiempo no mayor al año y medio, también se vio obligado a cerrarlo.

Mientras tanto, yo encontré un pequeño local, cuya ubicación me pareció muy adecuada. Se encontraba en la Avenida Entre Ríos 184, casi esquina Adolfo Alsina, frente a la Biblioteca del Congreso inaugurada en 1859, y a una cuadra del Palacio del Congreso, inaugurado en 1906. En la esquina había una sucursal de la cadena Farmacity, siendo este local, uno de un  los primeros en establecerse en Buenos Aires. A la vuelta, sobre Alsina entre Entre Ríos y Solís, estaba el Comité Central de la Unión Cívica Radical, que atraería un importante flujo de adeptos al radicalismo durante la campaña electoral presidencial de 1999, que estaba a punto de comenzar cuando yo me establecí con mi flamante emprendimiento. Para atender el kiosco convoqué en carácter de ayudante, a una chica de nombre Marina, que había trabajado con nosotros en los anteriores comercios. Empezamos con malos augurios, porque a los pocos días de abrir, entre el 15 y el 25 de febrero, se produjo un apagón histórico, que abarcó once barrios porteños y afectó a unas 600 mil personas. El gigantesco corte de energía eléctrica fue causado por un incendio en la subestación generadora de Azopardo de Edesur. En consecuencia, también el kiosco permaneció cerrado. A propósito de las ventas, tuvo un buen arranque, aunque yo extrañaba el importante caudal de venta de juguetes que había en el negocio que teníamos en Belgrano, junto a la calesita.

Aquí, en Congreso, tampoco había movimiento los fines de semana, y después de un tiempo ya no abrí el local los domingos. Durante el apogeo de la campaña electoral fue incrementándose por la zona el constante ir y venir de simpatizantes radicales, hecho que culminó con una gran caravana pro-Alianza en los días previos a las elecciones que postulaban a Fernando De la Rúa para la presidencia de la Nación. Esta gran caravana, recuerdo, pasó frente al kiosco.

La fórmula De la Rúa-Carlos “Chacho” Álvarez se consagró como la ganadora, pero lamentablemente, las expectativas que se habían generado con la asunción del nuevo gobierno se vieron frustradas muy pronto, al tomarse una serie de medidas económicas que provocaron una fuerte recesión, la cual se fue incrementando mes a mes. Para mediados del año 2000 la situación del negocio se había vuelto insostenible. La disminución de las ventas me obligó a desprenderme de Marina y me quedé solo durante todas las jornadas de trabajo. Debido a estas circunstancias puse en venta el fondo de comercio y afortunadamente pude concretar su traspaso a principios de 2001.

Ya no hubo más kioscos en mi horizonte laboral. En cambio, el siguiente paso lo daría en función de la  actividad que había dejado algo más de una década atrás. Un taxímetro me tendría otra vez al volante.

Foto: Entre Ríos entre Alsina e Hipólito Yrigoyen, la cuadra de un emprendimiento que tuvo duración efímera.  

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