1º de mayo en la Feria del Libro. Día del Trabajador. Atractiva propuesta la de darse una vuelta por La Rural y ver cómo está este año el tradicional evento cultural que ya va por su edición número 48… Son cerca de las 4 de la tarde. Por el día especial, sólo por hoy, el evento abrió a las 13 en lugar de las 14. Eso explica, tal vez, que ya haya bastante gente que está dejando el predio. En las boleterías -cerca de donde aparecen colaboradores que ayudan con la organización- , no hay largas filas. Las entradas cuestan 5 mil pesos, lo mismo que los fines de semana. En cambio, los días restantes, el valor es de 3500… De todos modos, hay numerosas personas que pueden acogerse a algunos de los beneficios y pasar sin cargo.
Se confirma lo sospechado afuera: en el interior del predio, si bien la concurrencia es significativa, se puede caminar con tranquilidad. Algunos stands cuentan con una cantidad considerable de lectores, pero por lo general, es posible recorrer los distintos sectores sin apretujarse. En un contexto de libros muy caros como es el de este 2024, llama la atención una variedad de precios muy accesibles. Desde luego, están los volúmenes cuyo valor “duele”, pero también se aprecia una gran cantidad de ofertas, al estilo “1 por 2000, 3 por 5000”. A lo mejor no sean de los más nuevos, aunque vale la pena mirar y tratar de aprovechar las rebajas.
La Feria es muy grande. Se complica recorrerla en su totalidad, en una misma jornada. Para colmo, no resulta sencillo orientarse con tantos pasillos y stands. Como paliativo, están los planos desplegables gratuitos, que ayudan a quienes desean tomarlos en el inicio del recorrido. Para cuando el hambre o la sed empiezan a sentirse en un cuerpo que ya lleva –o no- una larga travesía, hay opciones en abundancia. Es decir, espacios de comida y bebida, ya sea cafeterías para sentarse a pasar un buen rato, o puestos al paso, para parar unos minutos y seguir caminando. Esto se da tanto en el interior de los pabellones, como en la parte externa. Eso sí, quienes deseen consumir en La Rural, seguramente, tendrán que desembolsar algún pesito extra para pagar lo que el mismo producto cuesta en otros ámbitos.
La presencia de medios radiofónicos que transmiten desde la exposición, es otro de los condimentos de cada año, que también se luce en esta edición. Una edición que, según lo que se ha informado hace algunas horas, no tendrá la visita del Presidente Milei.
Entre tantos visitantes, están los que se sacan fotos; los que hacen filas para que un autor les firme un ejemplar; los que procuran averiguar qué descuento pueden tener con el ticket de ingreso; los que se detienen a escuchar a un narrador que, micrófono en mano, lee en voz alta; los que se sientan a descansar en el piso alformbrado; los que mandan mensajes para encontrarse con personas que están en otro sector… Y por supuesto, los que hojean obras literarias y luego se deciden a comprar (no necesariamente lo primero implica lo segundo). Pese a que no sea lo más común en esta ocasión, sí hay gente que circula, portando varias bolsas con libros recién comprados.
Son cerca de las 7. Un buen momento para salir del inmenso recinto y toparse con el aire fresco del atardecer y un cielo ya oscuro. En Plaza Italia reina el murmullo de un día no laborable. Entretanto, a la Feria del Libro, todavía le quedan varias horas por delante.
