Hoy: Línea 47.

Es un soleado domingo de fines de septiembre. El 47 se hace esperar. Cerca de las 4 de la tarde, en la cabecera de Chacarita, la fila que se formó para subir al colectivo sigue agrandándose. Finalmente, el vehículo estaciona en el Centro de Trasbordo, espacio destinado a colectivos construido sobre la avenida Corrientes. La gente empieza a ascender. Uno de los primeros pasajeros, le pregunta al chofer si la ruta de este ramal (por Camarones) contempla un trayecto por la General Paz. La respuesta es afirmativa. El usuario no oculta su fastidio pero, según se deduce cuando pasa al interior del rodado, intenta aportar una cuota de humor: “Se hizo esperar, el que espera desespera”, dice por lo bajo.

El conductor arranca apenas sube el último de la fila (pese a todo, quedan asientos vacíos) y dando la vuelta por Corrientes, toma Jorge Newbery, bordeando el Cementerio con rapidez. El clima es agradable. Las ventanas están abiertas. En una de las veredas de la avenida, una chica posa para un hombre que la saca fotos.

Segundos más tarde, el cruce con Warnes queda atrás, al igual que Jorge Newbery y su particular geografía próxima al Cementerio.

Calle Nicasio Oroño. El barrio también ha cambiado: ahora es La Paternal. Hay reductores de velocidad en las esquinas. La fuerza con la cual el chofer las supera, hace “saltar” al coche. Lo sufren, sobre todo, quienes se sentaron en la hilera de asientos del fondo.

La cartelería es mínima. Más allá de los letreros reglamentarios tradicionales sólo hay un par de propagandas de una tarjeta que invitan a pagar el pasaje “como quieras”, informando sobre un descuento de un 35% off.

Tras el cruce con Avenida San Martín, el recorrido es por Alejandro Magariños Cervantes. Por esta calle el 47 hará un recto y muy extenso trayecto, que también incluirá los barrios de Villa Santa Rita y Vélez Sarsfield. Las grandes distancias son atravesadas en pocos minutos, consecuencia de la rapidez que imprime el chofer y el escaso movimiento de pasajeros.

Cerca de la esquina con Nazca, un nene anda por la vereda en bicicleta. Su vestimenta no sorprende: lleva puesta una camiseta rosa del Inter de Miami. En la misma línea, el fútbol va convirtiéndose en protagonista del viaje, primero, con murales alusivos a Argentinos Júniors. Luego, en proximidades del estadio de All Boys, la entidad blanquinegra, adquiere mayor relevancia en las paredes porteñas, destacándose un inmenso mural alusivo a los 109 años que el club cumplió en 2022.

En esta zona existe un cruce muy particular, ya que ambas calles posee “apellido” idéntico: la esquina de Cervantes y Cervantes. El recorrido del 47, contempla el paso por dicha intersección.

Siempre por la misma arteria, un nuevo barrio –en este caso Villa Luro- aparece en la hoja de ruta. No es de extrañar, entonces, que también se vean muestras de la presencia de Vélez, importante referente futbolero de la región. “Fuimos a Tokio”, apunta un gran mural pintado en una esquina.

En el límite de Villa Luro con Versalles, el conductor abandona el largo trayecto en línea recta, girando a la derecha en Irigoyen.

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