Andreina Alessio, vecina y lectora de nuestra página, realizó un excelente relato a propósito del árbol que quitaron de la esquina de Conesa y Virrey Olaguer. La nota incluye un pintoresco reportaje al encargado de vigilancia, que suele ocupar la casilla de seguridad en dicha cuadra. 

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Una imagen de 2014. Allí estaba todavía el árbol, junto a la casilla del encargado de seguridad.

Hace dos semanas paseaba por la calle y descubrí un árbol hermoso (justo en la esquina de Conesa y Villery Olaguer y Feliú) adornado con diferentes objetos, una obra de arte maravillosa.
En la Ciudad de Buenos Aires es muy común ver a árboles decorados, pero este era diferente. Lo recuerdo con un tronco gordo, un tallo marrón muy alto, unos enormes y gordos brazos llenos de hojas verdes. Tenía adornos muy coquetos e interesantes. Podías encontrar pequeñas botellas de fernet, cabezas de muñecas, monedas de diferentes lugares, lazos y cintas de colores, con variedad de tamaños y colores. Te llevaba varios minutos descifrar cada pieza y al descubrirla, sentir emoción de haber encontrado una parte de ese collage plástico vegetal. Quería tomar una foto, pero la suerte digital no estuvo de mi lado, los celulares actuales tienen la debilidad de resistir menos a las demandas de los usos y su alma electrónica se apaga a las horas después de una larga carga.
Dos semanas después, salgo de mi casa con la batería del celular al 100% y elijo la ruta del árbol para retratar y compartir mi hermoso descubrimiento. Llego a la esquina y no veo el árbol, camino una cuadra más adelante, no… no esta, me regreso, busco por todos lados el árbol. En una caseta de vigilancia, hay un señor canoso, vestido con su uniforme de guardia, de piel roja por el sol y de ojos azules con mirada fija al infinito. Mi movimiento de un lado al otro, lo hace parpadear, me ve unos segundos y me ofrece ayuda.
– ¿Dónde está el árbol?
– Lo sacaron, contesta apenado.
– ¿Cómo que lo sacaron? Era una obra de arte!
– Si, lo sé… Yo mismo lo decoré.
– Usted es el artista, se me escapa el pensamiento con un tono incrédula.
– Aunque usted no lo crea. Dice sonrojado.
– ¿Y por qué lo sacaron?
– Porque estaba muerto por dentro.
– Y no pudieron dejar por lo menos el tronco para que siga decorando el barrio, no… hay que matar todo de raíz… suelto otro pensamiento en voz alta.
– Así son las cosas…
Con el alma desilusionada, sigo mi camino. Volteo una vez más para aceptar definitivamente que ya el árbol no estaba más… se lo llevaron, desapareció… Pero no me pude sacar el árbol de la mente, así que decidí pasar de vuelta por ese lugar y pedirle al señor Omar que me contara la historia de él y cómo nació su amor hacia el árbol, era un árbol Paraíso, que le hacía honor a su nombre y no en vano se convirtió en uno de los más famosos del Barrio Colegiales.

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La sonrisa de Omar, quien muy amablemente respondió cada una de las preguntas.

¿Dónde esta el Árbol? Eso me preguntan todos los vecinos cuando pasan por aquí me comenta Omar y sus ojos azules se llenan de recuerdos junto a su media sonrisa en los labios, intenta no flaquear, pero yo sé que está triste, está en su sudor y puedo olerlo, puedo sentir esa sensación de aceptar que algo/alguien se había ido para siempre.
“Se pudrió todo Omar, te sacaron el árbol” decía el mensaje de texto que llegó al celular de Omar el lunes a la mañana. “Menos mal que no estoy porque si no estaría llorando” respondió él con el corazón hecho trizas. Mira la tierra removida y agrega: “Vinieron unos días antes, lo examinaron, a éste y otros más, acá hay unos cuántos árboles podridos. Un día llegaron para sacarlo, pero llovió y otro día, había una camioneta que se estacionó junto al frente  y como nadie sabía de quién era, no pudieron cortarlo. Menos mal que lo sacaron un día que yo no estaba, porque creo que si yo estaba ahí, me hubiese abrazado a el árbol y no hubiese dejado que lo tocaran”.

¿Hace cuánto que usted está en esta esquina?
– El 28 de enero, si sigo,  van a ser tres años.
¿Cómo empezó el proceso de decorar el árbol?
– Me llegó el comentario que el señor que estaba antes, que se jubiló, colgaba cosas en el árbol, pero colgaba cosas… supuestamente, como decirle…  algunos decían que era malo. No sé, yo cuando vine el árbol estaba vacío. Y un día que venía para acá, caminando por Federico Lacroze, encontré dos botellitas chiquitas de Fernet, tres o cuatro plumas de colores, agarré todo, miré el árbol y me dije: ¿y si lo adorno? Y puse eso y después cada cosa que encontraba lo iba poniendo ahí. Habré empezado a mediados del 2014. Lo primero que me preocupaba cuando llegué a esta esquina, era acomodar y poner plantas. Traía esquejes, gajos y luego los plantaba. Todavía lo sigo haciendo, si ves ese tacho blanco ahí, tengo gajos para plantar. Y así fue que hice el jardín de acá y después fue que se me ocurrió eso de adornar el árbol.
¿Qué sentía al decorar el árbol?
– Me sentía útil. Cuando hay ratos así, que esto parece un cementerio, me ponía ahí. Sabía que no iba a salir nadie, adornaba el árbol y arreglaba las plantas… era un relax como quien dice.  Era mi motivo, más allá de mi laburo en sí, para venir a trabajar acá desde tan lejos.
¿Ya decorabas otras cosas o fue la primera vez?
– Es la primera vez que se me da por hacer eso. Lo que pasa es que me decidí hacerlo porque a mi me gustaba mucho trabajar la madera, y lo empecé a  adornar, incluso los chicos de acá a la vuelta me dijeron “nosotros te damos una mano y decoramos los árboles de la cuadra.” El Martes cuando vine, vos no sabes la cara que tenían. Todos. Hay gente incluso que todavía no ha pasado, hay algunos de acá que se fueron a pasar las fiestas y cuando vuelvan y vean que el árbol no está… Ahora vino una chica que vive acá a mitad de cuadra que me trajo un Ficus y me dijo que íbamos a plantarlo justo ahí.
Y la mañana del aquel Martes cuando vino… Que ya el árbol no estaba…
– Sabes que cuando llegué acá, que vi todos los pedazos de tronco…. Nos quedamos sin sombra y no tengo con qué entretenerme cuando esté aburrido… no sé que voy a adornar.
Y no se quedó con un pedazo del árbol.
No… Como dicen por ahí… la vida me la han prestado y tengo que devolverla y el árbol es lo mismo. Será buscar otro árbol y adornarlo.

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Omar, que camina por Conesa y Olaguer, ya es parte del inventario de Colegiales.

¿El Gobierno de la Ciudad les deja plantar el árbol que quieran o tiene que ser alguno más específico? ¿Ellos se encargan de plantar otro árbol?
– No sé, dicen los que vinieron a cortar el árbol, yo también les pregunté, y dejaron un número de teléfono para llamar y dicen que después vienen ellos y ponen uno, pero bueno… hay que hinchar… como todo. Igual la chica ya me trajo este y soy capaz de sembrar este y otro un poquito más grande. Porque sabes qué pasa, que acá dentro de la garita en verano, como ahora, te morís. El árbol antes me hacía sombra, pero ahora no se puede ni estar ahí.
Claro… le quitaron su sombra
– En la mañana no puedes desayunar, ni comer, nada… te morís de la transpiración. Y me paseo por las sombras de los otros árboles porque esta garita esta fija y si la queremos mover, se va a romper toda.
¿Usted también decoró la garita?
– Si, como verás soy Cuervo. Todo eso que está ahí lo puse yo. Mirá, junto tapitas para el Garrahan, junto ropa, juguetes, con libros, otras cosas para el Colegio Eco. Así que bueno, este es mi hobbie. El domingo pasado estuve recogiendo todos los adornos de árbol antes de que lo cortaran… no sabes lo que fue… solo pienso que menos mal que no estaba yo. Ahora voy a tener que buscar a dónde pego todos los adornos que tengo en aquella bolsa.
¿Y por donde usted vive también decora árboles?
– No, yo solo lo hago acá. Yo estoy 12 horas acá de Martes a Domingo, el único día que estoy en mi casa, me pongo hacer labores de allí. Por ahí capaz que me llevo todo eso y decoro una pared del patio de mi casa… ahí veré.
¿Y ahora?
– Y si viene otro árbol más o menos grande, le vuelvo a poner todos los adornos. Primero hago el jardín y después si se da le pongo los adornos de vuelta.
Antes de cerrar esta historia, quiero que sepan que busqué minuciosamente la foto del árbol Paraíso decorado por el Señor Omar, pero no tuve éxito en la misión. Quedará en cada uno cerrar los ojos e imaginar cómo era.  Y sobre todo, espero que esta nota sea una semilla para sembrar más árboles y darles todo nuestro amor.

Agradecimiento: satelitefueraderango.blogspot.com.ar

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