Foto principal: Falucho y su esquina con Río Cuarto, donde finaliza. 

Las calles de Buenos Aires que homenajean a militares se pueden contar de a decenas. Incluso, el número excede largamente los cien. Los hay de un amplio abanico de rangos y nacionalidades. Sin embargo, existen dos de estos militares que, más allá de su homenaje hecho calle porteña, tienen algo que lo une: su condición de esclavos. Se trata de Lorenzo Barcala y Antonio Ruiz, quien no ha pasado a la posteridad gracias a estos datos filiatorios sino a “Falucho”, sobrenombre que identificaba a mucha gente de raza negra en los tiempos idos.

Barcala posee apenas una cuadra. Situada en el barrio de San Cristóbal, conforma uno de los laterales de la Plaza Martín Fierro.  Nace en La Rioja y finaliza en General Urquiza, siendo paralela y consecutiva a la avenida San Juan, por un lado, y a la autopista 25 de Mayo, por el otro.

Falucho -que se encuentra en Nueva Pompeya- nace en Beazley y tiene tres cuadras de largo. Angosta y enclavada en una humilde zona del sur capitalino, podría tener cuatro, pero casi en el medio, es interrumpida por el club Franja de Oro, paréntesis que termina en la avenida Amancio Alcorta. Allí la traza de Falucho se reanuda por aproximadamente doscientos metros más, culminando en Río Cuarto.

La historia de Falucho -un apodo genérico, dado a los morenos que integraban las milicias- es bastante conocida: nacido en 1795 en Buenos Aires como esclavo, consiguió su libertad a cambio de pasar a las filas del ejército que participaba en las guerras por la Independencia. Su apellido fue una herencia del hombre para el cual había trabajado en sus primeros años. Murió en 1824, cuando se negó a izar la bandera española en lugar de la enseña nacional, que flameaba en la ciudad de El Callao (Perú). Falucho, que estaba de guardia en un puesto del Ejército de Los Andes, fue sorprendido por una sublevación de camaradas, descontentos por un atraso en los pagos. Obligado a efectuar el cambio de bandera, prefirió morir antes de traicionar a la Patria. Momentos antes de ser fusilado, gritó “¡Viva Buenos Aires!”.

Además de esta calle, es homenajeado mediante una plazoleta en Palermo, en la cual se yergue un monumento que lo recuerda.

Barcala
El pasaje Barcala. A la izquierda, la Plaza Martín Fierro.

Por su parte, Lorenzo Barcala, nació en la ciudad Mendoza en 1796. Hijo de padres africanos, tomó el apellido de su amo, el español Cristóbal Barcala y de acuerdo a las costumbres de la época también obtuvo la libertad gracias a su decisión de integrarse a al Ejército. Progresivamente, sumó méritos y escaló posiciones dentro de sus filas. Su rango más alto lo alcanzó en la guerra con Brasil, donde lo nombraron Teniente Coronel. Entre tantos combates en los cuales intervino, también lo hizo en la Campaña del Desierto, en 1833. Unos dos años después, sería -al igual que Falucho- fusilado. En su caso, por orden del gobernador de Mendoza, Pedro Molina. Barcala, de ideas revolucionarias, pretendía un cambio de gobierno en su provincia. Pero al ser descubierto, lo juzgaron y condenaron a muerte. Su tumba se encuentra en el Cementerio de la capital mendocina.

Por

Deja una respuesta