En Alvarez Thomas y Jorge Newbery se encuentra el Thomas Bistró & Cofee.
«Disculpame, si suena el teléfono tengo que parar», se excusa Alejandro, el encargado de Thomas. La aclaración vale porque una y otra vez, el periodista de La Voz de Colegiales deberá interrumpir la nota debido al frecuente llamado de los clientes. Sin embargo, el hecho, más que una incomodidad, implica la satisfacción de que al Resto Bar ubicado en Alvarez Thomas y Jorge Newbery, las cosas les estén yendo bien. Por lo menos, es lo que da a entender la clásica campanilla que repiquetea cerca de las 9 de la noche de un domingo de abril, en este local muy prolijo, adecuadamente iluminado y decorado, y de amplia variedad en su menú…

Alejandro, explica que el Resto Bar llegó al barrio hace dos años y medio, siendo una de las franquicias de un grupo de seis sucursales que, diseminadas por distintas zonas de la Capital, no llevan el mismo nombre de fantasía. En el transcurso de la conversación, irá dejando opiniones para que el lector, vaya descubriendo este negocio que de lunes a lunes (de 7 AM a 1 AM) le abre sus puertas al público de Colegiales y otros barrios:
«La gente de Colegiales es la más amorosa. Personalmente, me cae muy bien. Son clientes que se acercan, te hablan, les gusta entablar una conversación amena… Nosotros vamos rotando por todas las sucursales y lamentablemente, no en todos lados es así. Hay gente que es muy complicada. Por suerte eso acá no pasa».

EL TOQUE DE DISTINCIÓN
«Competencia, como haber, hay… En esta zona la oferta gastronómica es considerable. Pero si yo tuviera que elegir, vendría a Thomas. Lo digo al margen de que trabajo acá. El ambiente es muy bueno, lo mismo que la atención. Nunca te van a atender con mala cara. Y principalmente, se come muy bien. Si venís te tenés que ir contento sí o sí».
«Lo que quizás nos diferencia de muchos sitios colegas, es que siempre vas a tener platos que en otros lados, es muy difícil conseguir. Un salmón blanco marinado, un salmón a la manteca negro, la pechuga rellena a la mostaza, el tournedos, que es un corte de lomo a las cuatro pimientas… Y ojo que no son caros, rondan los 175 pesos promedio».

SOBRE CARNES Y PIZZAS
«A lo mejor la parrilla es apenas más costosa que en otros lugares. Lo que pasa es que la carne es muy tierna, juega mucho la calidad. Las pastas caseras también son de lo mejor».
«Otra de las cosas muy solicitadas es la pizza. Una grande de muzzarella está costando 95 pesos. Por muy poca plata más, ya te podés llevar la especialidad de la casa, la Thomas, que cuesta 110 y trae muzzarella, jamón, provolone, rodajas de tomate, verdeo, ajo y aceitunas negras. La docena de empanadas, sale 145».
LA NOCHE ES LA NOCHE
«El problema de la suba de precios nos afectó a todos. Aumentó la verdura, la carne, todo… La gente se cuida más que antes de gastar. La baja más fuerte la sufrimos al mediodía, donde se trabaja mayormente con los empleados de la zona. Ahora se traen directamente la comida de su casa, o por ahí si vienen, tratan de gastar lo menos posible. A la hora de la cena es diferente: el que sale a comer en pareja o con amigos, en general, lo va a seguir haciendo, por eso a la noche casi no tuvimos problemas».
«El delivery se mueve bastante. La gente te llama porque el servicio es rápido. Tarda entre 20 y 30 minutos. En otros lugares, a lo mejor demora 45. En el reparto y en la cocina se trabaja para que el servicio sea bueno y efectivo: tenemos un cheff, un pizzero, más un ayudante».

«La inseguridad es todo un tema: hemos tenido asaltos. Pero así como te digo una cosa, te digo la otra: en lo que va del año, estuvimos muy tranquilos. Siempre hay policía recorriendo a pie la zona, y no es policía contratada especialmente. Esperemos seguir de esta manera».
Dirección: Alvarez Thomas 284.
Teléfono/delivery: 4554-9538/9539.
UN BARRIO DIFERENTE

Como en tantos otros lugares de Colegiales, Chacarita o el mismo Palermo, la oferta comercial y/o gastronómica se da en espacios donde anteriormente ni por asomo existían locales de este tipo. En el caso de Thomas hasta la década pasada era un domicilio particular donde además funcionaba un taller o depósito, el cual fue completamente refaccionado para utilizarse en emprendimientos como el actual.
