La historia del equipo nacional, y sus conexiones con la Ciudad de Buenos Aires.
25 de noviembre de 1964.
La Argentina cae ante Paraguay por 3-0, en Asunción. Fue el partido de ida de la Copa Chevallier Boutell. En la revancha, la Selección golearía 8-1 en el estadio de River y se quedaría con el tradicional trofeo disputado entre argentinos y guaraníes. Más allá de estos resultados, lo anecdótico tiene que ver con el arquero Ediberto Righi, quien custodió la valla argentina en el estadio del club Olimpia aquel 25 de noviembre. Para Righi, se trató de su tercer y último cotejo en la Selección Nacional. Frente a Paraguay, fue reemplazado por Miguel Ángel Santoro a los 31’ del segundo tiempo. El elenco local, acababa de convertir el 3-0 con el que finalizaría el partido. Curiosamente, en el primer partido internacional de Righi, también había sido suplantado en el segundo tiempo. En dicha oportunidad, el 23 de septiembre de 1964, la albiceleste goleó 5-0 a Chile en River por la Copa Dittborn, y quien ingresó por el guardavalla banfileño fue Agustín Irusta, su colega de San Lorenzo, a los 23’ de la segunda etapa. Es decir que sobre un total de tres presencias internacionales, en dos de ellas –la primera y la última- a Righi le tocó ser reemplazado, una circunstancia no tan común para un arquero.
Ante Paraguay, el equipo formó con Ediberto Righi (Banfield); José Ramos Delgado (River) y José Leonardi (Ferro); Adolfo Vázquez (Banfield), Antonio Rattín (Boca) y José Rafael Albrecht (San Lorenzo); José Luna (Atlanta); Daniel Willington (Vélez), Alfredo Rojas (Gimnasia), Ermindo Onega (River) y Adolfo Bielli (Estudiantes). Luego ingresaron Miguel Santoro (Independiente) por Righi y Victorio Casa (San Lorenzo) por Rojas.
Para destacar:
Como dato extra cabe agregar que en ambos cambios por Righi, ingresó al arco argentino alguien que hacía su estreno internacional, ya que tanto para Irusta primero con Chile como para Santoro después con Paraguay, era la primera vez con el buzo del seleccionado. El segundo encuentro de Righi en la Selección –donde sí actuó los 90’ reglamentarios- fue el de la revancha con los chilenos: en Santiago, empataron 1-1 y el conjunto dirigido por José María Minelli obtuvo dicha edición de la Copa Dittborn.
Para la revancha con Paraguay, donde la Argentina goleó 8 a 1, Minella no se inclinó por Righi ni por Santoro sino que apeló a la experiencia de Antonio Roma para cuidar los palos. El arquero boquense ya contaba a esa altura con más de 20 presencias internacionales.
Conexión-Capital:
El mismo día en que Righi se despedía oficialmente de la Selección, debutaban con la casaca albiceleste José Bernabé Leonardi (Ferro) y Victorio Casa (San Lorenzo). A propósito de este último jugador, era un puntero izquierdo de promisorio futuro, muy destacado en las filas azulgranas. Sin embargo, en el equipo nacional los pocos minutos que actuó ante los guaraníes, con 21 años recién cumplidos, también significaron su despedida en cotejos organizados por la FIFA. En su caso, un comentado incidente extrafutbolístico, tuvo una incidencia que marcaría su vida. Unos meses después de su actuación con Paraguay, en abril de 1965, Casa recibió varios disparos de ametralladora mientras se hallaba estacionado en su auto de marca Valiant frente a la ex Escuela de Mecánica de la Armada, en el barrio de Núñez. Al delantero lo acompañaban un hombre y dos mujeres, que no fueron alcanzados por las balas. De acuerdo a la reconstrucción de los hechos, y a lo que reconoció el propio protagonista, él nunca se dio cuenta de que en la citada zona militar estaba prohibido detenerse. Tampoco hizo caso a las advertencias del guardia de la ESMA, ya que el alto volumen de la música se lo impidió. Malherido, Victorio alcanzó a subirse a un taxi que lo trasladó hasta el Hospital Pirovano. Allí debieron amputarle el brazo derecho. Tras la recuperación pudo seguir jugando. Lo hizo un corto tiempo más en San Lorenzo y luego en diversos clubes, tanto del país como del exterior. Pero ya nunca más en el seleccionado. A partir del episodio sufrido en Núñez, en el ambiente futbolero comenzaron a apodarlo cariñosamente, El Manco.
Foto: dos momentos en la vida de Victorio Casa, con los colores de San Lorenzo de protagonistas (tycsports.com).