Ubicado frente a la cancha de Atlanta, en sus alrededores, encuentro paredes pintadas con los colores azul y amarillo de la institución conocida por el mote de “los Bohemios”, e inscripciones referidas a esta señera entidad con sede y estadio en el barrio de Villa Crespo. Desde el acceso a Atlanta, prosigo caminando por Humboldt. Al llegar a la esquina con Muñecas diviso un cartel muy particular, que lleva la siguiente inscripción: “Más bien que dar reposo a tu cuerpo haz reposar tu corazón”.
En Humboldt y la Avenida Warnes, se encuentra un complejo de canchas de fútbol 5, denominado “Alumni”. Y en la triple intersección conformada por Humboldt, Warnes y la Avenida Honorio Pueyrredón, hay dos pequeñas plazoletas: tienen algunos juegos infantiles en mal estado de conservación y los restos de lo que parece haber sido la réplica de un circuito automovilístico de competición.
También se logran apreciar varios carteles con fotografías de comerciantes del barrio, todos del rubro automotor, hecho característico de la Avenida Warnes y sus calles aledañas. Finalmente, sobre una de las plazoletas, un grupo de pequeños monumentos recuerda a famosos automovilistas, como Oscar y Juan Gálvez, Juan Manuel Fangio y Carlos Alberto Reutemann, entre otros destacados pilotos de competición de nacionalidad argentina.
Desde este del barrio punto continúo por Warnes, arteria que se caracteriza por su gran concentración de negocios de repuestos del automotor, accesorios y talleres de reparación. Al llegar a la Avenida Juan B. Justo encuentro un cartel que indica que por allí circula, entubado, el Arroyo Maldonado. Poco después, en Gurruchaga, doblo a la izquierda. Al 165 está la Parroquia San Bernardo Abad, con su cartel que señala que fue inaugurada en 1896. De inmediato, en Murillo, doblo a la izquierda hasta Serrano. En el 156 de esta calle, está la entrada al célebre Conventillo de la Paloma, declarado área de protección histórica. Se trata del lugar que inspiró el sainete del mismo nombre de Alberto Vacarezza, estrenado en 1929. Dicho sea de paso, en un muro, se destaca un mosaico con la imagen de las Islas Malvinas.
En Serrano y Murillo comienza la manzana caracterizada por la presencia de un enorme complejo edilicio: las Torres Jardín de Villa Crespo. La manzana está delimitada, aparte, por Gurruchaga y Padilla. En tanto, al 250 de Serrano, hay otro complejo (deportivo, en este caso) integrado por varias canchas de fútbol 5, emplazado en un edificio de ladrillos a la vista, donde antiguamente funcionaban los Talleres Metalúrgicos Máspero Hnos, una de las industrias pioneras del barrio.
En Serrano, a metros de Camargo, está la Escuela Scholem Aleijem. En Camargo doblo a la derecha, pasando, entre Serrano y Gurruchaga, por la Sinagoga de la Asociación Comunidad Israelita Sefardí de Buenos Aires. Después doy vuelta a la izquierda, por Gurruchaga, donde, al 333, estaba el antiguo Mercado San Bernardo, del cual aún se observa una inscripción con su nombre en lo alto de una pared. El San Bernardo (Gurruchaga 331), emblemático para Villa Crespo, tuvo su origen hace cerca de un siglo, en la década de 1920.
En la próxima cuadra (Gurruchaga 424) me llamó la atención un pequeño negocio dedicado a la comercialización de galletitas sueltas, algo que realmente es excepcional hoy en día en Buenos Aires. Acto seguido arribo a Corrientes: al 5563 de la Avenida, funcionaba el Círculo de Ajedrez de Villa Crespo, en el cual en 1968, a mis 16 años, participé de un torneo interno del juego ciencia. Quedó además en mi recuerdo, que en aquella época Corrientes era de doble mano. El regreso nocturno a mi antiguo domicilio del barrio de Colegiales, lo hacía en el desaparecido Ómnibus Leyland de la línea 30, que pasaba frente la mencionada institución.
Continuará…
Andrés Rosen