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SELECCIÓN ARGENTINA, UNA CUESTIÓN “CAPITAL”

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1º de febrero de 1937.

La Argentina vence 2 a 0 a Brasil y se consagra campeón de América (que hasta aquí se llamaba Campeonato Sudamericano pero en este momento cambió de denominación). Lo singular del partido, es que terminó al día siguiente, por lo que técnicamente, bien podría catalogarse a esta edición del clásico sudamericano, como disputado el 2 de febrero. Para encuadrar la situación, hay señalar que dos días antes, la Selección había derrotado a Brasil (1-0, con gol de Enrique “Chueco” García) por la última fecha de la fase regular del sudamericano, alcanzándolo en el primer puesto de la tabla. El reglamento contemplaba un desempate, lo que se llevó a cabo el primer día de febrero –lunes- por la noche en el estadio de San Lorenzo, que también había sido el escenario del cotejo anterior entre los mismos rivales.
El juego –aunque no en forma definitiva- se interrumpió por incidentes, propiciando que se hiciera realmente muy tarde. Poco antes de la finalización del primer tiempo, una infracción de Spitalletti a Varallo provocó una suspensión de 40 minutos, ya que a la gresca general entre los planteles se sumó una invasión de público que hizo que los brasileños corrieran a refugiarse en su vestuario.
El partido se reanudó pero el nerviosimo entre los protagonistas no se diluyó, y al haber más encontronazos, el árbitro uruguayo Mirabal, dio por terminada la primera etapa con 6 minutos de antelación. En el segundo tiempo no hubo más interrupciones, pero el cero no se rompió y debieron jugar el suplementario: dos tiempos de 15 minutos. El conjunto local logró desnivelar en el segundo período del alargue, por intermedio de Vicente De la Mata, un joven de Independiente que jugaba su tercer partido internacional. La apertura del marcador se produjo a los 109’ y tres minutos más tarde, el mismo jugador, de 17 años, señaló el 2-0 definitivo ya en la madrugada del martes.

Para destacar:

De la Mata debutó internacionalmente en la misma Copa América, al ingresar por Roberto Cherro en el triunfo por 1 a 0 ante Perú. Luego fue titular en la derrota ante Uruguay (2-3), siendo suplantado por Alberto Zozaya en el entretiempo. Hasta ese momento, su pase todavía pertenecía a Central Córdoba. Pero durante su segundo y su tercer partido, firmó para Independiente, por lo cual, el día de su heroica actuación ante Brasil, ya era “rojo” oficialmente. Cuentan que esa noche/madrugada, cuando ingresó por el lesionado Varallo, Antonio Sastre le dijo algo así: “Pibe, ahora entre los dos vamos a hacer capote…” Quedó entonces sellado su tan popular apodo: Capote. El equipo dirigido por Manuel Seoane formó con: Fernando Bello (Independiente); Oscar Tarrío (San Lorenzo) y Luis Fazio (Independiente); Antonio Sastre (Independiente), Ernesto Lazzati (Boca) y Celestino Martínez (Independiente); Enrique Guaita (Racing), Francisco Varallo (Boca), Alberto Zozaya (Estudiantes LP), Roberto Cherro (Boca) y Enrique García (Racing). Luego, ingresaron Carlos Peucelle (River) por Cherro, Bernabé Ferreyra (River) por Zozaya y De la Mata por Varallo.
El hijo de Capote, también llamado Vicente, se pondría la camiseta albiceleste en 1965 y 1966. Fue el primer caso de padre e hijo en la Selección mayor.

En la misma fecha:

1-2-1965: Copa América Extra. En Montevideo (Uruguay). Vs Paraguay (1-0).

Conexión Capital:

El certamen se disputó tras la finalización del torneo local. La llegada del verano y el calor reinante en Buenos Aires impulsó a los dirigentes a organizar encuentros en horario nocturno. Como San Lorenzo tenía luz artificial, la mayor parte de la Copa se llevó a cabo en el Viejo Gasómetro de Avenida La Plata. Fue la primera vez en la historia de esta competencia, que se jugó de noche y que se permitieron cambios en el transcurso del juego.

Foto: De la Mata (derecha), gran figura de la finalísima, junto a Bernabé Ferreyra (elgrafico.com.ar).

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