Hoy: Línea 151.
Son aproximadamente las once de la mañana de un viernes de julio y el interno de la línea 151, cruza la Avenida Dorrego, penetrando por Niceto Vega al barrio de Palermo. El colectivo está lleno, y sigue subiendo gente, aunque no al extremo de que el conductor no se detenga en las paradas siguientes. Una de las prioridades para sentarse, por supuesto, la tienen los niños pequeños, por lo que una mamá con dos varoncitos, ocupan los asientos delanteros que se encuentran de espaldas al chofer.
Los pasajeros que viajan parados se apretujan a medida que en el interior del colectivo, la capacidad disminuye. Afuera, los carteles publicitarios reflejan el particular momento viven los argentinos: las elecciones. Con vistas a la inminente votación para las PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) las calles están repletas de la propaganda desplegada por los partidos políticos.
A la altura de las vías del Ferrocarril Mitre, hay buenas noticias… Los potenciales diez minutos que durante décadas debían “fumarse” los usuarios al llegar a la barrera de Niceto Vega, ya no existen, pues un semáforo ha reemplazado al histórico paso a nivel y el tren, luego de muchos meses de obras, cruza la avenida a través de un puente, mientras los vehículos que vienen por Juan B. Justo, ahora circulan a ras del suelo, en vez de hacerlo por el demolido puente Bartolomé Mitre.
Cerca de un kilómetro más adelante, el colectivo dobla a la izquierda en Scalabrini Ortiz y una cuadra después, lo hace a la derecha, por José A. Cabrera. Unos cinco minutos más tarde, llega a la esquina con Medrano, donde aguarda una larga fila (récord en lo que va de la travesía) con pretensiones de ascender. El resultado, obviamente, será el de una detención generadora de fastidio y un rodado con elevado índice de hacinamiento.
En Medrano, el 151 gira a la izquierda. Una cuadra más adelante, al atravesar la Avenida Córdoba, ingresa al barrio de Almagro. Se emite una programación interesante desde la pantalla denominada Media Bus. El contenido es cambiante, con la finalidad de hacer el recorrido más entretenido. Si hasta hay una versión de Preguntados, el clásico juego de preguntas y respuestas. No obstante, ensimismados en sus pensamientos algunos, ansiosos por bajar otros, ninguno de los pasajeros parece prestarle la mínima atención al visor colocado a centímetros del techo. También está el indefectible espacio publicitario. De repente, en el segmento que le toca a un juego semanal de apuestas, entre imágenes de cruceros por el mundo e invitaciones a participar por grandes sumas de dinero, se alcanza a leer una pregunta que dice más o menos esto: “¿Y si te toca a vos”?
En Bartolomé Mitre el conductor dobla a la derecha. Alguien solicita “un asiento para la señora”. De inmediato, entre incómodos movimientos para desplazarse en medio del amontonamiento, el lugar que antes ocupaba la mujer con los dos chicos, queda libre para que una joven mamá se siente y amamamte a su bebé.
La unidad cruza Sánchez de Bustamante, adentrándose en Balvanera, o simplemente, el nombre extraoficial por el que se conoce al barrio: Once. Segundos después de pasar junto a la ex República del Cromañón, el 151 detiene su marcha en el Centro de Trasbordo situado junto a la Plaza Miserere.
Numerosos pasajeros descienden. Los que suben, representan una cifra menor. La consecuencia, será un viaje un poco más tranquilo.