Las curiosidades que ofrece nuestro barrio son inagotables. De hecho, ameritan una sección especial y esa es una de las misiones que Colegiales Querido se propuso a través de ella. Pero creemos que un caso como el que aquí presentamos, difícilmente haya en otras zonas e inclusive, en toda la Argentina.
En Elcano entre Alvarez Thomas Delgado, si bien más cerca de esta última esquina, tiene lugar uno de los acontecimientos que podrían superar la capacidad de asombro de cualquier ciudadano común. Porque que dos supermercados estén comunicados sólo por una medianera, ¿acaso no es algo que excede el entendimiento del común denominador de las personas?
Sería clave aquí, hacer memoria para dilucidar cuál de los dos se estableció primero. Si bien a veces esa memoria suele jugarnos una mala pasada, creemos que el «chino» fue el pionero de la cuadra (si fuera al revés, a decir verdad, mucho no cambia la cosa). Entonces, ¿con qué criterio los dueños de la firma Día, eligen ponerse justo al lado? A lo mejor nuestra inteligencia o visión de negocios, sea muy corta y, efectivamente, hechos como estos, haya que mirarlos con lupa porque pueden ser un golazo. No en vano, la cadena Día es una de las que más ha crecido en los últimos tiempos en materia de supermercadismo.
De todas formas, entendemos que si se usa el sentido común (sabias palabras: este no siempre es el más común de los sentidos) sucesos como los descriptos en esta nota nunca tendrían razón de ser. Nos imaginamos a los dueños del «chino», tratando de entender lo inentendible, a medida que iban poniendo a punto el mercado de al lado con el objetivo de inaugurarlo. Intuimos su desorientación, en el contexto de una experiencia lejos de su nación natal, que ya de por sí les insumía grandes dosis de energía para adaptarse a un país totalmente desconocido.
Pensamos que una situación de esta naturaleza, sólo podría ser posible en caso de que ambos supermercados se estuvieran levantando casi al mismo tiempo, sin que sus dueños supieran qué destino tendría la construcción vecina. Y que cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde para dar marcha atrás… Pero en fin, simplemente suposiciones sin ningún sentido tras el correr del almanaque…
Después, hay decenas de preguntas que se nos ocurren. ¿Habrá clientes exclusivos de uno y de otro? ¿Habrá gente que les compre a los dos? ¿Cuál de los dos estará más barato? ¿Se saludarán sus empleados y/o propietarios? ¿Habrán pensado en irse del barrio? ¿Harán una especie de competencia para ver quién es el que más resiste? ¿O será un buen negocio para los dos? Estos son apenas algunos de los interrogantes que se deprenden de la insólita situación. De lo que no caben dudas, es de que Colegiales, gracias a ella, podría ganarse un lugar en el imaginario podio de las curiosidades de Buenos Aires.
