El torneo de Primera D de 1983 arrojó abundante material para el análisis. Por empezar, fue la primera vez que un campeonato de la divisional consagró a un campeón directo (tras una final entre los ganadores de las dos zonas) y otro ascendido por la vía de un octogonal. Dicho formato, se estrenó esta temporada. El título se lo llevó San Martín, tras superar a Alem en la final.
La entidad de General Rodríguez también llegó a la final del reducido, pero volvió a caer. En esta ocasión, frente a Lamadrid, que así volvió a la C luego de un solo año de ausencia.
Entre los muchos partidos conflictivos por incidentes y protestas, hubo que con matices especiales: Luján-Acassuso, disputado el 24 de septiembre, por la Zona A. ¿Qué sucedió? Iban 39’ del segundo tiempo. El visitante ganaba 1 a 0 y el árbitro Félix Molina era objetivo de fuertes cuestionamientos de parte de jugadores e hinchas locales. En un clima que se puso todavía más espeso Molina expulsó a dos hombres de Luján, interrumpió las acciones y los protagonistas se fueron momentáneamente a los vestuarios. Minutos antes, un grupo de gente había ingresado al campo de juego, agrediendo al árbitro y al juez de línea Mitri, disconformes con los fallos. Ante una multitud, Luján necesitaba los puntos para clasificar (su rival ya no jugaba por nada), mientras la Policía recomendaba no dar por finalizado el match, pues si así ocurría, todos podían llegar a pasarla muy mal.
Lo triste dio lugar a lo insólito: el árbitro propuso montar una farsa y salir a jugar los minutos restantes, pero sabiendo que oficialmente, el cotejo había terminado. Los visitantes aceptaron. En ese breve lapso, Molina cobró un penal para Luján y Acassuso se dejó hacer otro gol. El gentío celebró el “triunfo” y todos pudieron irse en calma. El Gráfico, que no cubría el ascenso, a excepción de un corto espacio para Primera B, realizó una larga nota de los tristes acontecimientos: “Había que ganar para salvar la vida”, tituló el famoso semanario.
El otro asistente, Ángel Sánchez, no fue agredido por estar en el lado opuesto a los incidentes. Se trataba de Ángel Sánchez, quien iría escalando posiciones hasta llegar a la Primera A. Ya retirado, fue panelista de TV en programas deportivos.
Tres futbolistas de Luján recibieron durísimas sanciones en función de lo informado por los árbitros, que denunciaron haber sido agredidos físicamente. El arquero Aldo Cordone fue suspendido por tres años, Walter López –el capitán, por dos. Y Horacio Pereyra, por un año y medio. La AFA, clausuró además el estadio de la institución, por ocho fechas. Luján, pese a todo, logró clasificar, pero lo eliminó Laferrere en cuartos de final.
Increíblemente, no fue la primera vez que ocurría algo parecido. Cinco años antes (¡en el mismo estadio, y con el mismo club como protagonista!) Deportivo Morón ganó un partido con un final en modalidad “parodia”. El Gallo ganaba 2-0 por el torneo de Primera C, José Mastrofilippo expulsó dos jugadores de Luján y suspendió el partido, a los 24 del ST. Luego, el árbitro acordó con el equipo visitante la continuidad, pero sólo para permitir que Luján no se fuera derrotado. En efecto, el match concluyó 2 a 2, pero en la AFA, valió el 2-0 que Mastrofilippo pactó con la gente del Gallo.
Por su parte, en el fondo de la tabla de la Zona B se dio un hecho atípico: a Sportivo Barracas le marcaron 118 goles en 26 fechas, lo que da un promedio de 4,53 goles por partido. Su derrota más dura fue como local –si bien carecía de cancha propia- ante San Martín, el futuro campeón: 9 a 1. Varias veces le hicieron ocho goles: Claypole (1-8); Brown (0-8 y 1-8); y Paraguayo (0-8).
Además, tuvo sólo 10 goles a favor: 0,38 por partido. El Sportivo terminó último, con 3 puntos, producto de una victoria y un empate (0-0 con General Belgrano, el anteúltimo). Pero curiosamente, su único triunfo lo obtuvo en el Tribunal, que le dio por ganado un partido que había perdido 2-0 con Sportivo Palermo. Para seguir con las rarezas, Barracas sí ganó un partido en la cancha. Lo hizo por 4 a 3 ante el mismo adversario, pero en esta ocasión, la AFA, se lo dio por ganado a Sportivo Palermo por 3 a 0.
En relación a Sportivo Palermo, en 1983 se acabó su participación en la AFA, luego de un largo trayecto, que comenzó en la era amateur, donde llegó a militar durante varios años en la máxima categoría y salió subcampeón en 1922. La culminación de su recorrido en el fútbol oficial sería el preludio de su desaparición total, porque el club, que no tenía estadio propio y venía realizando campañas que lo mantuvieron lejos de los primeros puestos, pronto dejó de existir. Para la estadística, quedará asentado que el último partido de su rica historia lo disputó el 10 de septiembre de 1983, día en el cual, siendo local en Brown de Adrogué, empató 0 a 0 frente a Yupanqui, con el arbitraje de Luis Olivetto. En febrero de 1984, acuciado por problemas económicos, desapareció.
Foto: Una formación de Sportivo Palermo (Entre Tiempos).