En Delgado y Céspedes, una parrilla que funcionó hasta hace un par de años, tenía un nombre no tan original: “El buen sabor”. Lo que sí era realmente original era que en el techo, la inconfundible figura de una vaca actuaba como una especie de llamador que invitaba al público a sentarse a comer. El transcurso de los años hizo que con un nuevo propietario, llegara también el cambio en la denominación del negocio, que sigue siendo del mismo rubro pero que ahora, se llama Fogón A los Amigos. En cuanto a la simpática vaca que miraba desde lo alto, también desapareció. Una lástima, porque era muy agradable, cada vez que uno pasaba por la esquina, levantar la vista (algo que no hacemos habitualmente) y verla allí, observando el barrio a través de una mirada campechana, que por un instante, permitía que uno olvidara que estaba en la gran ciudad.
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