Comencé a caminar por mi ciudad, esa que un día dijo llamarse Buenos Aires. Voy soñando con llegar a mi hogar mientras recuerdo cuando iba al Zoológico y al Botánico, después de pasear por Palermo en un mateo al trotecito de un hermoso caballo blanco, como siempre imaginé. Nunca olvidaré la frondosa sombra de los árboles en el Jardín Botánico, la infinidad de plantas y flores todas con sus nombres prolijamente ordenadas… Y de allí, a la feria de libros de Plaza Italia, los que elegía como un tesoro para descubrir el domingo, saboreando un mate, rodeada de mis afectos.
Elisabet, hoy primer día del año, volví a nacer… Y te nombro Beth, como una de las Mujercitas de Louisa May Alcott. Te pedi perdón, por todas las veces que intenté verte y no pude. Tú me diste amor, a pesar de nuestras discusiones, y así te veo en mi mente, pequeña como yo. Gracias a vos empecé a escribir relatos mientras que antes incursioné en ese trabajo en agendas donde anotaba mis escritos. Qué avidez por hacer todo bien: estudiar, bailar, cantar, cocinar, soñar con un futuro mejor. Así fuiste siempre mi mejor amiga, te deseo salud y paz.
Cuando atardece y el sol se esconde, recuerdo la claridad del día e imagino cuentos para niños, donde hablan de casitas de chocolate que ellos imaginan, andan en bicicleta por el campo, sin mirar atrás. El trabajo es duro pero el esfuerzo vale la pena mientras los caminantes dejan marcas en el suelo o en los árboles, dejando caer hojas o semillas para ver el camino al volver, en tanto se escucha el trinar de los pájaros del bosque.
Es verdad que incluso lo feo tiene su encanto. Hay que aceptar que si se ama a otro se lo quiere como es, aun cambiado por el paso del tiempo, porque a todos nos sucede lo mismo, y así es como tengo fe en mí y quiero cantar “Gracias a la Vida” y “La Vida Color de Rosa”.
Hiedra, vives como si estuvieras pegada a la pared, son como dos partes en una, abrazadas tú y ella en una unión indisoluble; trepas hacia las alturas superando todos los obstáculos, como una alegoría de la vida de todos los días, en la que debemos luchar y enfrentar los obstáculos con fuerza y decisión para cumplir nuestros sueños hasta el final. Porque si es corto el camino de la vida, porque te siento dentro mío, cuando estábamos juntos en mi vientre y en mi regazo, siempre así, toda la vida unidos por amor.
Raquel Seltzer