Hoy: San Marcos Sierras.

El contexto de la visita:

Febrero del ’87. Vacaciones ochentosas en familia. Dos autos y… hacia la provincia de Córdoba. ¿El lugar preciso? San Marcos Sierras. Un pueblo serrano del cual, a mis 15 años, casi ningún dato tenía. Había estado en Villa Carlos Paz y en otros puntos turísticos del Valle de Punilla. Pero este sitio estaba un poco más al norte y hasta el momento, no era nombrado con la misma frecuencia que La Falda o Cosquín, por citar un par de ejemplos. Nos repartimos en dos vehículos para realizar el viaje desde la Capital Federal. Claro que no eran dos autos tradicionales, sino ¡dos taxis! En aquellos tiempos, tanto mi papá como mi tío Moisés, se dedicaban al viejo oficio de “tachero”. Ambos trabajaban por las calles porteñas al volante de sus propios coches, lo que les daba libertad de horarios y la posibilidad de tomarse vacaciones sin tener que consultar a ningún patrón.

Me tocó viajar en el Renault 12 casi nuevo de mi papá (creo que era, justamente, modelo 87). Mi abuela Gertrudis iba de copiloto, mientras el resto de la familia se acomodó en el Peugeot 404 –algunos años más añejo- de mi tío.

Luego de un viaje que nos insumió unas cuantas horas, arribamos a esta tranquila población cordobesa. Nos encontramos con paisajes de ensueño, compuestos por maravillas naturales entre las cuales estaba el Río San Marcos, pintoresco arroyo que atraviesa la población y que ofrece la tentadora posibilidad de refrescarse en sus aguas cristalinas. Algo que de hecho, días más tarde pude concretar junto a Pupi y su novio –actual esposo- Jorge, dos de los “veraneantes” que arribaron en el Peugeot.

Así como nos habíamos repartido en dos grupos para realizar el viaje de ida, también lo hicimos de igual modo durante la estadía. Pupi, Jorge, Inés y Moisés eligieron ir en carpa y se establecieron en un campamento del pueblo. A unas cuadras de distancia, en un complejo de cabañas nos quedamos mi papá, mi abuela y yo. Mientras escribía estas líneas recordé su nombre: Pach Fló. Y al buscarlo en Google, comprobé que 35 años después, todavía existe. Su encargado se llamaba Iurco, un hombre muy amable, de ascendencia europea –no recuerdo el país-, que nos hizo sentir como en casa. El complejo tenía unas canchas de paleta donde varias veces me entreveré con mi papá y si mi memoria no me falla, con el propio Iurco.

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Una parte importante del turismo de San Marcos, acudía atraído por el Cerro Uritorco, una montaña donde, según se comentaba, era común el avistaje de OVNIS. En el anochecer de una jornada, junto a Pupi y Jorge, nos adentramos en el intrigante lugar. Vi que había muchas personas recorriéndolo, aunque, de mi parte, nada extraño noté.

Sí me resultaron muy placenteros otros momentos. Por ejemplo, una excursión de pesca al Río Quilpo. O las meriendas con leche chocolatada en una sencilla cafetería del pueblo. También, alejándonos unos cuantos kilómetros de San Marcos, nos metimos en “El Cuadrado”, un impresionante camino de montaña, de la localidad de Salsipuedes. Y, cómo pasar por alto, la visita a mi tío abuelo Enrique y su mujer Graciela, que vivían en la cercana ciudad serrana de Unquillo.

Luego de una muy linda estadía, el viaje de vuelta no lo efectuamos por la ruta convencional, sino por un camino que incluía pequeñas poblaciones como Bialet Massé y La Calera. En este viaje conocimos un agua mineral típicamente cordobés: la Saldán, nombre derivado de una localidad próxima a esta ruta de regreso. A partir de este “descubrimiento” comencé a utilizar una frase o muletilla que con frecuencia le repetía a mi papá: “Tomate una Saldán, es de buena calidad”.

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Allá vamos:

Ocurre algo extraño con San Marcos Sierras: no se han hallado en sitios de Internet datos acerca de su fecha de su fundación, ni de quién fue su fundador ni de las circunstancias en que nació el pueblo. Tampoco hay precisiones de cuál es su población actual. Sí se indica que la misma ha crecido muchísimo a partir de la segunda mitad de la década de 2010. Según estimaciones, pasó de tener unos mil habitantes a alrededor de tres mil. Tal incremento se debe a la gran cantidad de personas que dejaron las grandes ciudades como Buenos Aires, en busca de la serenidad que propone el pequeño pueblo del noroeste cordobés, del cual, para ilustrar su estado de “descontaminación”, basta con decir que no posee calles asfaltadas.

San Marcos Sierras se encuentra en el Departamento de Cruz del Eje, a unos 150 kilómetros de Córdoba Capital. Famosa por sus productos regionales, acaso donde más se destaca es en la producción de miel extrapura: en 2004, a la miel de San Marcos se la declaró libre de productos transgénicos.

Fotos: sanmarcossierras.gov.ar.

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