Ay, país, país, país… dice una canción del cantautor Piero, escrita muchos años atrás. Tristemente mantiene su vigencia en lo que parece ser una historia sin fin de sinsabores y problemas que se repiten una y otra vez a lo largo del tiempo.
Me impactaron las obras del psicoanalista y filósofo Erich Fromm, El arte de amar y el miedo a la libertad. Antes, es decir, años atrás, hubo una zona de Buenos Aires llamada Villa Freud, en la cual había psicólogos y psiquiatras. Estaba en los alrededores de Santa Fe y Pueyrredón y me refiero a ella porque se llama así recordando a Sigmund Freud, quien estudió la mente y comenzó practicando hipnosis y hablando de la interpretación de los sueños, mientras que su hija Anna continuó su obra.
Ruth, cómo te quiero, cuánto te quise… Te recuerdo con tu pelo sedoso, tus ojos negros y tu cálida voz que me consolaba. Fuiste mi madre y la de mi hijo. Me escuchabas con atención todas las mañanas, cuando te llamaba para saludarte. Me demostrabas todo tu afecto, así es que me ayuda mucho recordarte ahora que no te veo, pero te siento en mi corazón.
A mí querida tía Esther… Te veo acostada en tu dormitorio después de la operación que te hicieron. Tenías un cuerpo de baja talla, pero muy armonioso, yo diría perfecto. Todos te quisimos con mucho amor. Recuerdo, especialmente, cuando interpretabas melodías en el piano para que yo cantara; así disfrutábamos largas veladas que me resultan inolvidables y todavía me arranca una sonrisa recordar cuando el tío Isaac bailaba alrededor nuestro con su inigualable sentido del humor.
Pido paz para el mundo, para vivir bien. No con lujos pero con dignidad y teniendo todo lo necesario para poder disfrutar de la salida del sol por la mañana, de sus cálidos rayos que nos iluminan el rostro. Disfrutar el día a día rodeados de amor y manteniendo, pese a todo, la esperanza de un futuro mejor.
Como el arco iris, mis flores muestran todo su esplendor. Las miro día tras día y admiro en ellas la belleza con que la naturaleza las dotó, erguidas ahora con su hermoso perfume y color.
Raquel Seltzer