Hoy: Línea 45.
Mes de diciembre. Tarde de domingo. En nutrida cantidad, un grupo de pasajeros asciende en la parada de Retiro, delante de la portentosa estación del Ferrocarril Mitre. Pero son unos cuantos los que se dan la media vuelta y descienden, luego del que el chofer, al parecer, les indica un recorrido que no era el que esperaban.
En el interior del vehículo hay poco espacio. Un muchacho que tiene la suerte de viajar sentado –en un asiento doble, dándole la espalda al parabrisas- lleva una larga funda negra, protegiendo lo que podría ser una caña de pescar, hecho que guarda cierta lógica considerando que el 45 atraviesa una zona portuaria de Buenos Aires previamente a su arribo a Retiro. El conductor bordea la plaza en la que se erige la Torre Monumental (ex Torre de los Ingleses) y toma Leandro N. Alem, hasta la Avenida Córdoba, donde gira a la derecha, deslizándose por el límite entre los barrios de Retiro y San Nicolás. Un cartel en la vía pública, promociona la exhibición entre Juan Martín Del Potro y Roger Federer. Sin embargo, el desafío entre estas dos rutilantes figuras del tenis mundial, ya ha sido suspendido, debido a una lesión que argentino padece en su rodilla.
Pasillo de por medio, junto al probable pescador, viajan un hombre que lleva puesta una casaca de River y, junto a él, un niño (¿su hijo?) de unos nueve años que duerme profundamente. Una pareja de turistas, tal vez alemanes o rusos, se predispone a bajar poco antes de que el colectivo doble hacia la izquierda y tome el Metrobús de la Avenida 9 de Julio.
A la derecha se observa una mole impresionante, con su simétrica fachada llena de puertas y ventanas. Es, desde luego, el famoso Teatro Colón. Unos segundos más tarde, la aparición de otra emblemática figura porteña, el Obelisco, llama la atención de decenas de personas que lo observan desde una corta distancia, integrando, seguramente, un contingente turístico.
Arriba del rodado, el chofer apaga al aire acondicionado presionando un botón que está a su izquierda, y la ausencia del sonido molesto que producía, trae alivio. Muy rápidamente, sin embargo, vuelve a encenderlo a pesar de que la temperatura ambiente no es para nada elevada. Al cruzar Rivadavia, el 45 también cruza desde San Nicolás hacia Monserrat. Suben una mujer y dos hombres. Conversan alegremente. Uno de ellos lleva otra remera alusiva al fútbol: una de colores blanco y negro, que pertenece al Olimpia de Paraguay, país del cual quizás sea el terceto, a considerar por su tonada.
En la parada de Estados Unidos asciende tal cantidad de pasajeros, que el interior del colectivo, vuelve a completarse después de haber estado menos concurrido.
Pocos minutos más tarde llega a la estación Constitución. Ya no están el hincha de River y el chico que dormía, y que, no sin dificultad, fue despertado por su acompañante. En el lugar que antes ocupaba el nene, un muchacho de unos treinta años, lleva sobre sus rodillas una especie de caja con agujeros. Adentro de la jaula, un gatito parece disfrutar relajadamente de la travesía.
