Vuelvo a vivir nuevamente, ya que hoy pude pisar tus calles, Buenos Aires… Transitar por tus veredas, contemplar el sol, mirar el cielo, ver A dos enamorados fundidos en un solo beso. Hoy sentí alegría cuando una persona me dio un saludo matinal, otra me dijo que me necesitaba y aunque no me conocían del todo, esto demuestra que todos somos distintos, y ahora siento quietud, paz y amor.
Salí a caminar, te vi junto a las plantas y las flores, los jazmines y las violetas, también vida te siento en mí. Juntas caminemos más hacia el futuro que nos espera con los brazos abiertos. Bailemos al compás de una canción hermosa, mueve tu cadera con ritmo alegre y armonioso, con cada sensación de placer a cada melodía universal.
Hoy pude encontrarte, caminabas despacito con tu alta figura, una rosa en el ojal llevabas. Me saludaste con alegría al pasar y luego yo seguí mi camino, ensimismada en mis pensamientos, pero sin poder olvidar tu paso fugaz. Eres pícara, inteligente, apasionada, y sigues siempre tu camino junto al mar recorriendo las amplias playas de arena blanca, hasta que te pierdes allá lejos, casi llegando al horizonte.
La letra de la zamba De mi Esperanza, nos habla en esa pequeña obra acerca los sueños que cada uno tiene, del inexorable paso del tiempo, de la sabiduría infinita, de las estrellas y del canto que nos conduce hacia los rincones más hermosos de la vida.
Otra canción que me trae recuerdos es la que dice “Pronto venceremos”, en la magistral interpretación de Joan Báez. Y especialmente toca mi corazón cuando señala que algún día viviremos en paz. Ojalá, pienso yo, que ese deseo se haga realidad.
Te soñé, golondrina. Vuelas a lo alto del firmamento, besas las nubes para alcanzar tus sueños y luego vuelves a la realidad con la satisfacción de haber concretado tu ilusión.
Belén, no creas que Dios no existe. Él existe… y recuerda que dijo: “Lázaro, Levántate y Anda”. Eso ocurrió así como existen la amistad, la salud y la esperanza. Finalmente, es la vida.
Raquel Seltzer