Querido Daniel, hablemos mano a mano, como dice aquel tango. Creo que estabas más enojado con vos mismo que conmigo. Así es que si bien pienso que en parte te asiste la razón, la moneda tiene dos caras. Pero también es cierto que yo, por ser la mayor habré ganado, como vos decís. Sin embargo, no era una partida de ajedrez, era parte de la vida, de nuestra infancia y adolescencia la que estaba en juego. En mi cuerpo y en mi alma, siempre te llevo dentro, mientras mi corazón late aceleradamente por ti y por todos nuestros recuerdos familiares.
Una canción decía: “Desde que se fue/nunca más volvió…”. Sin embargo, pienso que a pesar de todo, qué linda es la vida… Para amar, para recordar y, por qué no, sonreír. Y aunque me equivoque, empezar a disfrutar del destino.
¿Será verdad que hubo un rapto de las Sabinas? ¿Será verdad que existió el Caballo de Troya? ¿Será verdad que Rómulo y Remo fueron amamantados por la loba en Roma? Aunque no lo sean, qué hermosos son los antiguos relatos mitológicos que hasta hoy día nos llenan de y emoción.
En estos días disfruté de la música y de las canciones del Festival de San Remo, allá en la bella Italia. Pasaba el tiempo, la música continuaba e invitaba a seguir escuchándola. Era como El Jardín de los Cerezos, de Chejov, una obra maestra. Y ojalá que nunca termine esa hermosa fiesta que ya lleva 72 años deleitando a los amantes de la inolvidable música italiana.
A propósito de la televisión italiana, me emociono viendo los domingos un programa de entrevistas y canciones de ayer y de hoy, conducido por una hermosa mujer a la que llaman Tía Mara, que me da alegría con su personalidad avasallante. Aunque sólo la conozco externamente y no alcanzo a entender todo lo que expresa en la bella lengua del Dante, como mujer la admiro, me emociona su calidez, su buen trato a todos los invitados a su programa. Siento que atraviesa la pantalla y llega al corazón de los espectadores, y así las tres horas que dura su programa se me pasan muy rápido. Cuando se termina, comienzo a esperar ansiosamente el siguiente domingo para volver a verla.
Raquel Seltzer