Voy a intentar describir un tema del cual desconozco todo, pero que, sin embargo, atrapó durante un mes toda mi atención y la de los argentinos. Es, por supuesto, el mundial de fútbol. Poco a poco fuimos teniendo una gran confianza en ese grupo de más de veinte jugadores. Todos ellos dejaron en la cancha hasta su última gota de sudor. Y tal vez por eso, nuestro país gozaba de la simpatía general. En total fueron siete partidos, y en cada uno de ellos hubo que sufrir, pero gracias a la destreza de los futbolistas, a la unión del grupo y quizás hasta a la ayuda de Dios, todo terminó de la mejor manera y Argentina es nuevamente campeón mundial.

Trataré de esbozar unas líneas sobre el Teatro Colón, ese maravilloso templo de la música, orgullo de la Ciudad de Buenos Aires y de la Argentina toda… Así es como recuerdo haber ido a presenciar varios eventos artísticos y quedé impresionada por la magnífica acústica, por la magnificencia de las luces multicolores que iluminan el recinto y por la calidad de los intérpretes que al escenario suben.

Hay una hermosa canción, la “Canción con Todos” del poeta Armando Tejada Gómez, magníficamente interpretada por César Isella y otros grandes de la música latinoamericana. Habla de la unión entre los pueblos, y en estos días en que todavía una guerra injusta se desarrolla en la lejana Ucrania, sus versos junto a otros como los de “Sólo le pido a Dios”, de León Gieco, se levantan al cielo. Ojalá el Ser Supremo despierte la conciencia de algunos estadistas y se termine el horror.

Tómame de la mano, niño, y caminemos despacito por las calles de la ciudad, ya que es hermosa la vida para transitarla con amor y paz. Y por eso, cuando te hieran, piensa en el cielo azul, piensa que a pesar de todo hubo grandes hombres en el mundo, que el amor todo lo puede, y que una palabra de aliento con una caricia, puede mover montañas.

Raquel Seltzer

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