El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires así lo decidió: de acuerdo a lo determinado por las autoridades, es un hecho la vuelta a clases en los colegios porteños. LA pandemia no ha terminado ni mucho menos, y la medida llegó de la mano de una polémica que, al igual que cada inicio lectivo, involucra a gremios docentes, funcionarios y demás actores del intrincado tablero de ajedrez en el que nos movemos tantos los que vivimos en la Capital Federal como los que lo hacen más allá de la Avenida General Paz.
Para ir a lo concreto, ya empezamos, como todos los años, con los preparativos escolares. Pero en esta oportunidad, con la agenda más adelantada y con más incertidumbre que nunca. Es que a esta altura, recién comienza la organización en los colegios teniendo en cuenta el protocolo, la cantidad de alumnos y el espacio disponible, entre otras cosas.
Hay algunos chicos con mucha expectativa ya que quieren concurrir de forma presencial y de lunes a viernes, para estar con sus amigos y para volver a lo que era un año tras la “normalidad escolar”. Esta situación aparece como lejana en la mayoría de los casos, ya que los establecimientos educativos no suelen contar con espacio suficiente para que asista toda la población escolar con la que cuentan.
Otros chicos, no tienen tanto entusiasmo por retornar a las aulas. De tanto que se habituaron a la modalidad virtual, no les causa demasiado placer el hecho de volver a levantarse temprano. Entretanto, los padres, ahí estamos, esperando, algo ansiosos por saber de qué forma se llevará a cabo la organización y si podremos compatibilizar los horarios con nuestro trabajo, más aún si se tienen dos o más hijos.
Con vistas a la reanudación del ciclo lectivo 2021, lista de materiales que pide el colegio mermó bastante, sólo nos ocuparemos de libros nuevos, uniforme y lo esencial. ¿Los precios? Por las nubes, pero eso es un tema aparte. De acuerdo a la opinión de mi hija más chica, este año los preparativos “no son tan emocionantes”, dado que no hay grandes compras de útiles, y todavía no se sabe nada en concreto de cómo será el regreso.
Habrá que esperar unos días más para que se devele el misterio. Mientras tanto seguiremos aprovechando los días para salir a la plaza, para dormir un poco más o para ver a la familia y los amigos de vez en cuando. También, para repasar lo que vieron el año anterior, por qué no leer, y obviamente, jugar.
Romina Linares