Yo Digo

CONTEMPLO DESDE LO ALTO MI HERMOSA BUENOS AIRES

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Tranquila, serena como si fuera sábado, contemplo desde lo alto mi hermosa Buenos Aires, quiero entonar un tango, el mejor, y dedicártelo. El sol roza apenas mi cuerpo y la brisa suelta mi cabello, caminemos en este lindo día por Palemo y el Rosedal, miremos a los botes navegando por el lago mientras los zorzales y las calandrias nos deleitan con su canto, y así disfrutemos de la vida que Dios nos entregó.

Hoy quiero bailar y reír, con entusiasmo y fe, como si fuera Saturno y sus anillos, con estrellitas de colores diversos, blancos brillantes y plateados. Quiero girar contigo y la constelación de astros, para que me lleves alto, muy alto al paraíso. Voy por el camino y es de noche, miro la Vía Láctea, la constelación de Orión y las Tres Marías lucen erguidas y brillantes. Todo me invita a disfrutar del paisaje, soñar y vivir con mucho cariño y amor este día feliz.

Sueña, ríe, no llores niño, aunque no eres pequeño yo te veo así. Vuela con tu imaginación hacia la noche, cuando oscurece y en el firmamento lucen las estrellas.

Hoy recuerdo a mis amigos, cómo expresar lo que siento por ellos… Amor, comprensión, dolor cuando sufren y deseos de que en nuestras almas perdure para siempre el dulce perfume de los momentos compartidos. Amor, me haces vibrar el cuerpo, mi corazón palpita al son de tu música celestial, acelerado a veces, o pausadamente otras tantas, mientras me reclino en el sofá para que todo mi cuerpo perciba esa sensación de quietud y armonía.

Cuando estés despechada, cuando todo se te vuelva en contra, cuando las amistades sean cosas banales, cuando te estrelles contra una pared, cuando te caigas al piso para no poder levantar la cabeza, recuerda que Dios protege al más débil, que existe piedad para él y que cuando la angustia oprima tu pecho, algún día se transformará en alegría a borbotones.

A Dios le pido salud y amistad verdadera, que mis conocidos no me olviden, que haya paz en mi corazón, que nadie me castigue, que todo sea como antes, que pueda volar con mi imaginación, que alguien rece una plegaria por mí.

Hiedra que trepas sobre la pared, hoy vi tus verdes hojas tupidas, formaban figuras sobre el paredón, tapizaban el muro y todo tu colorido era verde limón.

Raquel Seltzer

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