Hablemos de los milagros… ¿Se conciliaran algún día las diferentes teorías sobre el origen de la tierra, entre la ciencia y la religión? ¿Entre los que sostienen que hubo una gigantesca explosión universal y los que afirman que fue un milagro producido por Dios, como lo narran las Escrituras en el libro del Génesis? El famoso texto de Werner Keller, llamado “Y la Biblia tenía razón”, se refiere a las múltiples investigaciones y nos hace conocer los hallazgos arqueológicos que tuvieron lugar en Tierra Santa, y como gracias a ellos se pueden conciliar ambas posiciones.
Llega la tardecita de Buenos Aires e imaginariamente me subo a un catamarán para recorrer los ríos del Delta del Paraná, para disfrutar del sol y el esplendor de la naturaleza, navegando entre las islas y recordando al gran Domingo Faustino Sarmiento, quien quedó fascinado con el lugar y construyó allí su casa de fin de semana.
Por la noche me transporto a la Rambla de Mar del Plata. Me veo caminando tomada de la mano, mirando el mar y las estrellas; mientras, pienso en la gran Alfonsina, recordada por sus poemas, y por la hermosa canción que le dedicó Ariel Ramírez en la voz inolvidable de Mercedes Sosa, a quién tuve la dicha de ver y escuchar en uno de sus recitales. Quedé impactada por su presencia, cómo su pequeña figura se agigantaba. Con sus canciones mi espíritu se elevaba como en un hermoso sueño.
Otros recuerdos inolvidables son los recitales de la época en que volvió la Democracia. Se hacían en las Barrancas de Belgrano, usadas como tribunas naturales, y con la actuación de artistas de la talla de León Gieco o Cesar Isella. Eran verdaderas fiestas, por la comunión que se daba entre el público y los artistas.
“Duerme negrito”, reza una canción de cuna… Y yo te brindo, mamá, mi corazón, y mi alma se llena de gozo. Quisiera ser la mejor para ti, darte simbólicamente un abrazo para recibir tu amor y tu bondad, y que me acompañen para siempre.
Raquel Selzter
