Yo Digo

DÍAS ATRÁS DILUVIÓ

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Días atrás diluvió. Fue una ocasión ideal para recostarse en la cama y escuchar las gotas de lluvia chocar sobre el asfalto y el ruido de los autos al frenar – a veces bruscamente-  sobre la calle mojada. Y mientras, en la tranquilidad del hogar, saborear un té caliente con unas exquisitas masitas.

Qué belleza la de las flores, la de las orquideas, que cuando se regalan demuestran aprecio y admiración. Qué hermosura la del mar, qué belleza la de las embarazadas, que alegría la sonrisa de los niños.

Vienen a mi memoria recuerdos del colegio secundario, parecidos a los de “Juvenilia”, de Miguel Cané… Aquellas travesuras de adolescente, aquel canto a la esperanza es el de hoy, el que siento dentro del alma, en mi interior. Yo que padecí por tu ausencia, hoy veo que mi vida está amarrada a la tuya, como el barco a su capitán.

Llegaste, Imna… primera esposa de Daniel, y toda mi familia te conoció. Así como después vino a vernos tu segunda esposa con sus hijos para conocer la Argentina. Pasaron años y volviste solo. Daniel, a pesar de lo cambiados que estábamos, te quise más y te brindé todo mi afecto y amor.

Qué lindos días de verano pasamos mi hermana y yo en la playa. Íbamos con mis tíos a Mar del Plata. Cantábamos todos, canciones de diversos ritmos. Disfrutábamos la vida con la inocencia y las esperanzas de la niñez. Quisiera encontrar paz y amor como allí en nuestras vacaciones, así como a ellos, Esther e Isaac, los llevo grabados en mi alma, como un tatuaje en la piel, y siempre conservo su legado de amor, cultura y fe. Cada día los imagino como antes, cocinando y atendiendo tu consultorio, tía, y proyectando sobre el tablero, tío.

A vos tío León, aunque no tuvimos siempre la misma relación, nos veíamos frecuentemente. Estabas contracturado y Elisabet te hacia masajes en el cuello. Eras un gran oftalmólogo. Recuerdo cuando iba a tu consultorio: siempre me atendiste con amor y dedicación. Algunas veces nos encontrábamos y, caminando juntos, charlábamos. Me invitabas a compartir un almuerzo o una merienda. Fuiste padrino de mi boda, y actualmente tu esposa, Sofía es una buena consejera a la cual le confío mis dudas. Sé que te extraña mucho, así como yo lo hago.

Raquel Selzter

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