Por Raquel Seltzer
Hoy es domingo, recorro tus calles, Buenos Aires, me subo a un tren y después a un colectivo, desde mi casa de Cabildo y Ruiz Huidobro, domicilio de mi madre.
Desciendo del 60 y camino nuevamente junto a mi hermana hasta San Isidro. Demos vuelta esta página para escuchar música, la misma que cantaban Edith Piaf, Goyeneche y Gardel.
Las sinfonías de Beethoven, la tercera (la heroica), la quinta y la novena (la coral) lanzan al aire sus arpegios en clave de sol.
Los sonidos de los instrumentos vuelan como mariposas hacia las flores. La clave bien temperada de Bach, interpretada por Wanda Landowska, nos hace imaginar una música celestial
Un coro de ángeles interpreta Tristán e Isolda, de Wagner, con el genio y la locura que le es propia a todos.
Carmen, de Verdi, y La Dama de las Camelias, nos hablan de los gitanos, los toreros y el amor.
En el templo de la calle Libertad ríe el Teatro Colón, donde fui al palco… Y al paraíso en donde Tchaicovsky hace bailar la Danza de los Cisnes, dando giros y vueltas.
Cuando me encontré en la Facultad de Derecho presencié los recitales de la orquesta de Radio Nacional y también escuche a Susana Rinaldi y su hermana Inés.
Coraje tuve para ir con una amiga a una peña, pues ella manejaba su auto, un Fiat 600, muy mal. Allí ambas bailamos chacareras y más danzas autóctonas.
Foto: Cabildo y Ruiz Huidobro.