Todavía recuerdo tu rostro, tu arte en tu voz que canta o recita un poema de amor. Todo, todo invade mi alma, mi ser, y tu canción es el mejor medicamento para curar las penas del corazón. Marcel Marceau, hoy te vi, parecías un junco doblándote, dibujando figuras con tu pequeño cuerpo y mirando una flor con tu sombrero de copa. Te vi hermoso al danzar y serás inolvidable, para siempre, como gran maestro de mimos y payasos.
Belén, sueña un sueño despacito, con un cometa que te lleve rumbo al sol y las estrellas. Cuando salga el sol, al amanecer, que tu esposo te ame con pasión y que veas las lunas de Saturno con sus anillos fosforescentes, rodeándolo.
Hoy escuché los acordes armoniosos de la Zamba de mi Esperanza, cantada por Jorge Cafrune y su hija Yamila, con las imágenes de pañuelos dando vueltas, formando una ronda en el aire y haciendo que la canción me emocione hasta el fondo de mi pecho, justo llegando a mi corazón.
Trataré de escribir unas líneas acerca de una mujer maravillosa, doblemente hermosa por ser mujer y genial. ¿Qué decir acerca de María Elena Walsh? ¿Qué elogios se pueden pronunciar cuando se habla del dúo que formó con Leda Valladares, con sus canciones del Norte, de la Puna? Adoro sus melodías, ella tenía alma de niña para escribir y llegar a ser comprendida por los pequeños. Fue maestra sin título y ciudadana ejemplar, defendiendo a su pueblo.
Todos los que vimos buen cine y teatro recordaremos a “Camila”, el filme donde se conjugan la imponente ambientación y la tragedia del amor prohibido en una sociedad poblada de prejuicios. También recuerdo con emoción a grandes artistas como María Rosa Gallo, Tita Merello, Bárbara Mujica y al inolvidable dúo compuesto por Ana María Campoy y José Cibrián, pues todos ellos (y muchos más) son iconos del arte.
Voy a decir, a mi manera, lo que escuché de Virginia Lago cuando habló de la poetisa Violeta Parra, de sus bellas estrofas que son como un canto al mundo latinoamericano, especialmente la canción a los estudiantes, en homenaje a la lucha por sus ideales, su rebeldía y perseverancia, y la hermosa tonada “Gracias a la Vida”, que recorrió el mundo entero.
Raquel Seltzer
