Voy a describir los recuerdos de mis viajes en tren a La Plata, para concurrir a la Facultad de Derecho de la Universidad, ubicada en esa hermosa urbe, conocida como “La ciudad de las diagonales”. Cuánta confianza me tuve… Conocí a mucha gente de las provincias argentinas, todos ellos, de gran belleza interior. Tuve que adaptarme lentamente a mis nuevos estudios, a esa pequeña y hermosa cuna del saber, y donde no faltaron sorpresas, como cuando fui a dar un examen libre de una materia y fui examinada por el vicerrector.
Día de sol, calor das a mi alma, estoy sola pero acompañada por los recuerdos de mis amigos de toda la vida y así es como me siento viva, con paz interior, florezco a la mañana y me deshojo a la noche.
Para Susana, la prima de Pablo, tú eres como lo dice tu apodo, Pupy, una muñeca hermosa a quien extraño y veo envuelta en organza en tu casamiento, bailando el vals con tu flamante esposo y tu adorado padre, el inolvidable Moisés. Te recuerdo en otra oportunidad, junto a tu hija Débora, en ese momento, una adorable criatura, y ahora, una mujer hecha y derecha. Ambas formaban una postal plena de belleza.
En otra oportunidad relaté algo de mis mascotas, aunque no deseo compararlas, vienen a mi mente imágenes de Wolf, mi perro, con el dorado pelo que lo cubría. Era dúctil y cariñoso, además de ser guardián, caminaba a mi lado, ya fuera despacio o velozmente, siempre con su amorosa fidelidad. Y si algún integrante de la familia que se había marchado volvía al hogar, al percibir que regresaba, él corría y abría la puerta meneando la cola en señal de alegría. Siempre te recordaré como mi mejor amigo.
Me juzgas por lo vano, por lo exterior, no por mi alma ni por mí ser. Por lo externo, nada más. Yo no te juzgo y te deseo lo mejor pero te equivocas con tu actitud y tus palabras hirientes.
Me siento conforme con tener un techo para vivir y algo para comer, pero mi corazón se estremece con las noticias de la guerra en Ucrania que parece interminable. Dios quiera que el sufrimiento de toda esa gente finalice pronto.
No soy Dios Todopoderoso, pero tengo fe en Él, quien me dio la vida con ayuda de mis padres. Y así transcurren mis días, amando la vida que a veces duele como un puñal que se clava en el corazón, pero que es dulce como la miel.
Raquel Selzter
Foto: la estación La Plata (museoferroviario.flavam.com).